El documento analiza el boom económico de Irlanda desde mediados de los años 1990. Resume que el aumento del PIB irlandés se debió a un aumento sostenido de la productividad laboral y una dramática recuperación de la tasa de empleo en los años 1990. Explica que políticas como promover el libre comercio, atraer inversión extranjera con incentivos fiscales, y enfocarse en educación, aumentaron la productividad, mientras que la moderación salarial y entrada de capital impulsaron el empleo.
TEMA 3 DECISIONES DE INVERSION Y FINANCIACION UNIVERISDAD REY JUAN CARLOS
Irlanda
1. El Boom de la Economía Irlandesa
Ernesto Sepúlveda
4 de agosto de 2006
Desde mediados de los noventas a la fecha han proliferado estudios,
reportes y análisis sobre el “despegue” de la economía irlandesa en la
última década. A continuación se presenta una síntesis del estudio
elaborado Fortin (2001), que combina elementos micro y macro para
entender mejor el surgimiento del “tigre celta”. Asimismo, al final se
comentan brevemente otros reportes que son de utilidad para
comprender mejor el fenómeno irlandés. Copias de los cuatro
documentos se anexan a esta nota.
***
El PIB real por adulto en edad de trabajar (de 15 a 64 años) de Irlanda,
como porcentaje del de los EUA, fluctuó entre 50% y 60% de 1976 a
1993, pero a partir de ese año literalmente “despegó”, de manera que
en el 2000 ascendió a 78%.1
El aumento de PIB por adulto se puede lograr de dos formas:
incrementando la producción real por trabajador (productividad), o bien,
induciendo a una fracción mayor de los adultos a trabajar (tasa de
empleo).
Al analiza ambas variables se encuentra que: (a) la economía irlandesa
ha experimentado un boom de la productividad laboral durante los
últimos 25 años (que recientemente se ha moderado); y (b) que
después de un fuerte y prolongado aumento de la tasa de desempleo
(de mediados de los setentas y hasta finales de los ochentas), a partir
de 1993 ocurre un boom laboral, que permitió a la economía irlandesa
recuperar su tasa de desempleo de largo plazo.
De lo anterior se puede concluir que el extraordinario desempeño de la
economía irlandesa a partir del comienzo de los años noventa se basó
en una dramática recuperación de la tasa de empleo, que se combinó
con la mejora sostenida de la productividad laboral iniciada dos décadas
atrás.
1
Para 2003 el PIB per cápita en Irlanda (US$ 38,430) fue superior al de los EUA (US$ 37,240). Sin embargo,
al ajustar por paridad del poder de compra, el nivel de vida en Irlanda ascendió a 81.9% del de EUA. (World
in Figures, The Economist, 2006 Edition).
2. ¿Qué explica el aumento sostenido de la productividad laboral? ¿Qué
factores influyeron en la dramática recuperación de la tasa de empleo en
Irlanda en la década de los años noventa?
Desempeño de la productividad en el largo plazo
Sin duda, un factor detrás del aumento de la productividad laboral es el
cambio continuo del empleo del sector primario a los sectores
secundarios y terciarios.2 Sin embargo, la política económica irlandesa
de los últimos 40 años ha jugado un papel central en la elevación de la
productividad de ese país. La estrategia irlandesa ha tenido básicamente
cuatro componentes:
(1) Política comercial. Desde finales de los años cincuentas la
política comercial irlandesa promueve el libre comercio y la
integración monetaria. Ello se debe, en buena medida, a que
este país pronto entendió que siendo una isla pequeña (en la
actualidad con 4 millones de habitantes) sólo podría
desarrollarse a través del comercio exterior.3 Actualmente
Irlanda es una de las economías más abiertas del mundo.4
(2) Política industrial. Desde finales de la década de los años
cincuenta a inicios de los años setenta, Irlanda gradualmente
migró de una política industrial proteccionista a un régimen
muy liberal en materia de inversión extranjera directa (IED).
Tal régimen se basó en múltiples medidas para abrir
“amigablemente” las puertas de Irlanda a los capitales
extranjeros, que incluyen eficiencia administrativa en
información y trámites, incentivos fiscales, facilidades para
remitir utilidades al extranjero y mejoras de infraestructura de
transporte y comunicaciones. También diversos factores
“naturales” tuvieron un papel significativo, especialmente para
atraer inversiones de empresas multinacionales
estadounidenses, como la compatibilidad de la estructura legal
y regulatoria, y lazos lingüísticos y culturales.
(3) Política tributaria. Durante varias décadas la política fiscal
irlandesa se ha diseñado con el propósito de promover la
inversión de negocios en ese país. Tan temprano como en los
2
En 1960 el 40% de los trabajadores irlandeses se desempeñaban en el sector primario; en 2000 dicha cifra
fue tan solo 9%.
3
En 1966 Irlanda firma un tratado de libre comercio con el Reino Unido; en 1973 ingresa a la Unión Europea;
en 1979 al Sistema Monetario Europeo; en 1993 al Mercado Europeo Único; y en 1999 a la Unión Monetaria
Europea.
4
Sus exportaciones como proporción del PIB representaron 83.7% en 2003. En el Reino Unido, uno de los
principales socios comerciales de Irlanda, dicha cifra ascendió a 25.2% en el mismo año.
2
3. años cincuentas, Irlanda introdujo una tasa preferencial del
impuesto sobre la renta a empresas exportadoras y
manufactureras. Por presiones de la Unión Europea, reemplazó
este esquema por una tasa impositiva de 10% a los ingresos de
las empresas manufactureras, de servicios prestados
internacionalmente y, a actividades ubicadas en el centro
financiero de Dublín. Por las mismas presiones, desde 2003
aplica una tasa única de 12.5% al ingreso de todas las
empresas.
(4) Política educativa. Desde la década de los años sesenta la
política educativa irlandesa ha estado enfocada a fomentar la
educación secundaria y post-secundaria gratuita.5 La calidad y
el nivel de la educación de los estudiantes en Irlanda es
internacionalmente destacada. Cabe mencionar que la
educación irlandesa generalmente apoya cursos más aplicados
y más cortos que la educación en el continente europeo. La
política educativa irlandesa ha favorecido la creación de una
oferta creciente de jóvenes bien educados.
En suma, la aplicación durante décadas de políticas comercial, industrial,
tributaria y educativa tendientes a la promoción de los negocios y el
comercio, y la transición de la economía del sector primario al
secundario y terciario, propiciaron el aumento sostenido de la
productividad laboral en Irlanda en los últimos treinta años.
Desempeño del empleo en la década de los noventa.
Los factores que explican el boom del empleo de 1994 a 2000, que
permitió recuperar los niveles de empleo que se tenían a mediados de la
década de los setentas, se pueden explicar en términos de oferta y
demanda agregadas.
Por el lado de la demanda destacan los factores siguientes: crecimiento
acelerado de socios comerciales, competitividad internacional al alza,
estabilidad fiscal y tasas reales de interés bajas.
El primer elemento resulta obvio al ver que los principales socios
comerciales de Irlanda son los Estados Unidos, el Reino Unido y el resto
de la Unión Europea, cuyas economías gozaron de un fuerte dinamismo
en la década de los años noventa.
5
La escuela secundaria (secondary school) se refiere a la secundaria y preparatoria. La escuela post-
secundaria (post-secondary school) se refiere a los estudios en universidades, colegios, e institutos técnicos,
especializados y vocacionales.
3
4. El segundo elemento ha sido la mejora extraordinaria de la
competitividad, en términos de costos, de la economía irlandesa desde
mediados de los años ochenta.6 Tal aumento de competitividad se basó
en dos aspectos primordiales: (a) la moderación de los salarios en
Irlanda y, (b) el aumento rápido y sostenido referido de la productividad
laboral. El tipo de cambio, por su parte, tuvo un comportamiento mixto
en el periodo, por lo que no se puede considerar como un factor
primordial del aumento de la competitividad.7
El aumento de la competitividad internacional tuvo tres efectos:
primero, impulsó las exportaciones por encima del estímulo derivado del
crecimiento mundial; segundo, mejoró la posición de mercado de las
empresas nativas frente a los productos importados en el mercado
doméstico; y tercero, el país se volvió un lugar extremadamente
rentable para hacer negocios en relación con otras economías
industrializadas.
La estabilidad fiscal, el tercer elemento de demanda, ha permitido
disminuir impuestos y moderar salarios. Durante los años setentas y
hasta finales de los ochentas Irlanda sufrió déficit fiscal y crisis de deuda
debido a políticas económicas inadecuadas.8 Incluso algunos autores
sugieren que tal situación fue uno de los principales motivos por los que
la “convergencia” de Irlanda con el resto de los países de la Unión
Europea no ocurrió en este periodo (Barry, 2003). Sin embargo, hacia
finales de la década de los años ochenta finalmente se instrumentó un
programa de estabilización exitoso, basado en una disminución agresiva
del gasto público, de manera que para mediados de los años noventa
Irlanda comenzó a tener un superávit fiscal. El recorte del gasto público
permitió bajar los impuestos, lo que favoreció la moderación de los
salarios y la recuperación del empleo.
El cuarto elemento de demanda, la disminución de las tasas de interés
reales, fueron en buena medida resultado de la disciplina fiscal aplicada,
que permitió disminuir significativamente el premio al riesgo sobre las
emisiones de bonos irlandeses de mediano y largo plazo. Asimismo, el
Acuerdo de Maastricht, eventualmente confirmado por la entrada de
6
Se pudiera argumentar que la competitividad internacional es un factor de oferta y no de demanda. En
realidad puede interpretarse como un factor de demanda, como lo hace Fortin, al ver a la competitividad
internacional como un determinante de la balanza comercial, que es un componente directo de la demanda
agregada.
7
Desde 1999 la moneda oficial de Irlanda es el Euro. Cabe mencionar, sin embargo, que si bien la paridad de
Irlanda con los demás países miembros de la Unión Monetaria Europea está fija (en la unidad), la moneda
común fluctúa contra el dólar y las monedas de otros países.
8
A mediados de 1980 el déficit fiscal irlandés ascendió a 10% del PIB y la deuda del sector público alcanzó
110% del PIB.
4
5. Irlanda a la Unión Monetaria Europea, terminó con el riesgo cambiario
de la libra irlandesa con el marco alemán. Desde 1994, los bajos niveles
de las tasas de interés reales han propiciado un crecimiento sostenido
de la inversión en Irlanda.
La combinación de los cuatro factores de demanda arriba referidos
permitieron que, de 1993 a 2000, el PIB real y el empleo irlandeses
registraran un incremento acumulado de 83% y 44%, respectivamente.
Pero aún más impresionante que el impulso de demanda es la respuesta
de la oferta agregada, que permitió disminuir la tasa de desempleo de
casi 17% en 1993 a tan solo 5% en 2000 sin que aparecieran presiones
inflacionarias. ¿Cómo pudo ser ello posible? Debido a dos grandes
desarrollos de la oferta agregada: uno concerniente al mercado laboral y
otro al mercado de capitales.
El primer desarrollo por el lado de la oferta se denomina moderación
salarial. Y es que de 1986 en adelante, Irlanda experimentó una larga
época de moderación salarial con relaciones laborales pacíficas. Durante
más o menos 15 años, el poder adquisitivo del salario promedio
aumentó más lentamente que la productividad laboral, de manera que la
participación factorial del trabajo en la producción disminuyó y la del
capital aumentó. Este fenómeno detonó la rentabilidad de los negocios y
creó un fuerte incentivo a las empresas extranjeras para ubicarse en
Irlanda. Es importante mencionar que la moderación salarial en el país
celta fue resultado de acuerdos consensuados sobre el salario nacional
que venían negociado centralmente desde 1987, y que fueron
acompañados de disminuciones en la tasa impositiva a los ingresos de
los trabajadores.
El segundo desarrollo por el lado de la oferta que permitió un fuerte
aumento de la producción sin presiones inflacionarias ocurrió en los
mercados de capitales y se llama Inversión Extranjera Directa. En
efecto, la entrada masiva de IED fomentó la acumulación de capital fijo
que elevó sustantivamente la productividad laboral. Gran parte de tal
inversión provino de los EUA, y fue resultado en buena medida de las
precondiciones establecidas ya señaladas (políticas comercial, industrial,
tributaria y educativa).
No obstante, puesto que la tasa impositiva al ingreso de las empresas
de 10% estuvo vigente desde 1950 (hasta 2003), algún otro factor debe
explicar que la IED se haya multiplicado por un factor de 10 en la
década de los noventas.
5
6. En realidad fueron una serie de factores de corto plazo que se dieron
conjuntamente: las perspectivas de buenos negocios por el ingreso de
Irlanda al Mercado Único Europeo en 1993; el boom de la economía
norteamericana de 1993-2000; el impulso al atractivo de los negocios
ya referido y; el tamaño relativamente pequeño de Irlanda con respecto
a sus principales socios comerciales.
Principales lecciones
En síntesis, las principales lecciones que se pueden aprender de la
experiencia Irlandesa se pueden resumir en:
1.- Promover el libre comercio y la inversión internacional.
2.- Desarrollar políticas industriales y fiscales “amistosas” para los
negocios.
3.- Apegarse a educación secundaria y post-secundaria gratuita o de
bajo costo, y sobre todo, de calidad.
4.- Asegurarse de que la oferta agregada puede acomodar aumentos no
inflacionarios de la demanda agregada.
Por supuesto, para que lo anterior rinda frutos es necesario mantener la
estabilidad macroeconómica, mediante la disciplina fiscal y una inflación
baja.
Asimismo, una lección general que se debe aprender del caso irlandés
es actuar con determinación y, ser paciente y consistente. El horizonte
sobre el cual las políticas adecuadas pueden traer frutos definitivamente
excede el de cualquier mandato electoral.
Por último, hay que reconocer que existen factores que estuvieron
presentes en el despegue de Irlanda y que no se pueden replicar en
cualquier país.
En primer lugar, que antes de su despegue, la principal actividad
económica irlandesa eran fundamentalmente agropecuaria, y por ello, la
productividad laboral tenía un amplio margen para aumentar. Y en
segundo, que a finales de los años ochenta la tasa de desempleo en ese
país era demasiado elevada (casi 17%), lo que permitió, igualmente,
generar un dramático impulso en el crecimiento del PIB per capita,
mediante el aumento de la tasa de empleo.
6
7. Por lo anterior, seguramente, el fenómeno irlandés de los años 90 no se
repetirá en ese país en muchas décadas por venir.
Lecturas adicionales (anexas)
Elementos similares a los contenidos en Fortin (2001) se pueden
encontrar en múltiples artículos.
Por ejemplo, aunque más brevemente expuestos, FitzPatrick y Huggins
(2001) hablan de los beneficios de la membresía de la Unión Europea, la
promoción de la IED, y la fuerza laboral joven y bien educada. Cabe
mencionar que esos autores se dedican más a buscar lecciones
aplicables a economías pequeñas y abiertas al comercio exterior, como
Puerto Rico y la República Dominicana.
Por su parte, Barry (2003) pone énfasis en la influencia que ha tenido la
pertenencia de Irlanda a la Unión Europea durante tres décadas (1973-
2003) sobre la velocidad de convergencia de dicho país con los demás
países miembros. Una ventaja de Barry es que su análisis abarca un
periodo más largo, lo que permite ver la situación económica precaria
por la que pasó este país, debido al proteccionismo e intervencionismo,
antes de sentar las bases para su despegue a finales del siglo veinte.
Por último, el informe de la OECD (2006) muestra los principales retos
que enfrenta en la actualidad la economía irlandesa para mantener su
desempeño económico ejemplar en los próximos años. Resulta muy
interesante ver que varias de las recomendaciones que da la OECD a
Irlanda pretenden atacar problemas muy similares a los que enfrenta la
economía mexicana en la actualidad. Tal es el caso de la promoción de
la competitividad en los sectores energéticos y de telecomunicaciones;
la mejora del uso de los recursos públicos en las universidades y de la
calidad en la educación secundaria y preparatoria; la actualización y
mejora de la infraestructura pública; el fomento a la innovación; y
mayor estímulo a la participación de la mujer en la oferta laboral.
Referencias
Barry, Frank. 2003. Irish Economic Development over Three
Decades of EU Membership. University College Dublin. August.
FitzPatrick, Richard C. y Lawrence P. Huggins. The Irish Economic
Resurgence and Small Nation Development. Employee Responsibilities
and Rights Journal, vol. 13, No. 3, September 2001.
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8. Fortin, Pierre. 2001. The Irish Economic Boom: What Can We
Learn? University du Québec à Montréal and Canadian Institute For
Advance Research.
OECD. 2006. Policy Brief: Economic Survey of Ireland, 2006.
OECD Observer. March.
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